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Después de formar médicos durante 40 años, el profesor Jesús Mata no puede costearse su propio tratamiento

Después de formar médicos durante 40 años, el profesor Jesús Mata no puede costearse su propio tratamiento

El doctor Jesús Mata Vallenilla dedicó 40 años de su vida a la formación de médicos en el área de psiquiatría en la Universidad Central de Venezuela (UCV). A la par de la UCV, Mata prestó servicios como psiquiatra durante 3 décadas en la Maternidad Concepción Palacios, donde pudo desarrollar una línea de investigación sobre problemas neurálgicos y genéticos de la mente en las embarazadas, un tema poco conocido en el país que le permitió publicar más de 20 artículos.

Cuando le diagnosticaron cáncer de colon en 2017, el profesor Mata se vio obligado a jubilarse de las aulas. No quería hacerlo porque sentía como un deber moral seguir enseñando lo que sabe. Pocos años antes, se retiró de la maternidad.

Luego de tanto tiempo de prestar servicios a su país, con lo que paga el Gobierno por su jubilación de la universidad y la maternidad, más la pensión del Seguro Social, el profesor Mata Vallenilla no puede ni alimentarse ni comprar medicinas para su tratamiento médico.

En el informe comparativo (2018-2019) sobre las condiciones de vida y trabajo de los miembros de comunidad académica, realizado por el Observatorio de Universidades (OBU) en el estado Lara, (la situación socioeconómica en cuanto a ingresos y calidad de vida no varía por estados, ya que los ingresos son los mismos para todo el país), se lee que “en 2018 apenas el 28 % de los profesores indicó conseguir siempre o casi siempre los medicamentos; el 37 % a veces lo conseguía y el 29 %, muy pocas veces. El 6 % nunca. De esta forma el 72% no logró adquirir los medicamentos con regularidad”.

Al año siguiente, la situación no mejoró para los docentes. “En 2019 esta tendencia sigue siendo signi­ficativa debido a que 79 % tiene mayores di­ficultades para conseguirlo, es decir, la mayoría”, dice el referido informe. Aunque en los dos últimos años, sí han aparecido varias de las medicinas que requiere el personal de las universidades, con los salarios que ganan profesores, empleados y obreros no pueden adquirirlas, por lo que se ven obligados a buscar otras formas de ingreso tanto para comer como para atender su salud.

Los sistemas de previsión social son cosa del pasado

Al profesor Mata Vallenilla, quien tiene 79 años de edad, se le han hecho dos operaciones para atacar el cáncer de colon. Una primera en febrero de 2017 y la segunda, en febrero de 2020. En esta última, en vista de que había un adenocarcinoma, le fue extraído todo el colon, lo que trajo como consecuencia una diarrea crónica que limita su calidad de vida. Hace 17 años, Mata Vallenilla presentó una hiperplasia prostática benigna que fue intervenida quirúrgicamente, pero con el tiempo se vio afectado el sistema urinario y la vesícula.

Hubo un tiempo en el que los profesores y demás trabajadores de las universidades contaban con un sistema de previsión social y seguros médicos que garantizaban la cobertura de servicios de atención con especialistas y las emergencias. Nada de eso existe hoy, el sistema centralizado del Sismeu es muy limitado. Mata, o, para ser más precisos, su familia, debe afrontar la pesada carga del tratamiento.

En un informe médico realizado al doctor Mata en enero de 2021, se lee que el paciente presenta múltiples “adenopatías a nivel gangliocervical III, IV y V izquierdo” la de mayor tamaño en este último. También, una “incipiente ectasia de la vía biliar intrahepática izquierda” y un “quiste bosniak I en el polo inferior del riñón derecho”.

El tratamiento que toma para sus problemas prostáticos, gástricos y urinarios le ha generado osteoporosis que está afectando su dentadura, lo cual no es para él un problema tan serio como el de costear sus medicinas, cuyos precios varían de un mes a otro.

“Mi caso es muy bravo, estoy tomando una serie de medicamentos y resulta que eso me causó una periodontitis, los dientes que se me están cayendo”, dice el profesor Mata. En promedio, con sus dos jubilaciones y la pensión del Seguro Social, este docente retirado percibe unos 6 o 7 dólares al mes. Una sola de sus medicinas, la Levosulpirida o el ácido fólico cuestan entre 5 y 6 dólares cada uno. La Levofloxacina, está por el orden de los 11 dólares, mientras que la vitamina D puede conseguirse entre los 3 y 4 dólares.

El doctor Mata no vive de su jubilación, obviamente. Su esposa e hijo le apoyan materialmente en su tratamiento y demás gastos médicos. El profesor tampoco tiene cuenta en dólares. Su amigo, Víctor Márquez, presidente de la Asociación de Profesores de la UCV, ha hecho algunas campañas y sus compañeros de promoción así como algunos ex alumnos que viven en el extranjero han intentado ayudarle, pero no encuentran la manera de transferirle porque para los venezolanos como Mata es prácticamente imposible abrir cuentas bancarias fuera del país.

Tengo 53 años vinculado a la Universidad Central de Venezuela, primero como estudiante, luego como interno en el Hospital Universitario. Hice la especialidad, y más 40 años estuve dando clases. Me han pasado una cantidad de cosas que nunca me había imaginado”, dice este docente universitario venezolano.

El número de cuenta del profesor Mata, para quienes deseen dar algún aporte es 0108 0026 98 0100058725, del banco Provincial.

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