Los estudiantes universitarios venezolanos tienen pocos motivos para celebrar su Día. Sin comedor ni transporte, sin laboratorios ni seguridad, con los profesores peor pagados de América Latina y el Caribe, sin condiciones de infraestructura para recibir clases y con el problema –visibilizado recientemente a través de denuncias-, de acoso sexual y violencia de género, los universitarios conmemoran la huelga que hace 66 años sirvió como un detonante del fin de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez.

El Día del Estudiante en Venezuela está asociado a la lucha por la democracia. La huelga que en 1957 llevaron a cabo los muchachos de la UCV y la UCAB en contra de las pretensiones del general Marcos Pérez Jiménez de perpetuarse en el poder, constituye uno de los hitos de la transición entre la larga cadena de dictaduras militares y la era de las libertades políticas y ciudadanas en el país.

En el contexto de esta efeméride, la representación estudiantil del centroccidente, el occidente, los llanos y la región andina de Venezuela se reunió en Barquisimeto para analizar la grave situación de la universidad venezolana en materia de seguridad alimentaria y personal, movilidad, condiciones de estudio, participación y servicios públicos. En el encuentro convocado por el Observatorio de Universidades y la Asociación Civil Medianálisis, los estudiantes expresaron sus demandas de garantías del derecho a una educación de calidad y en condiciones dignas, así como el respeto a las conquistas democráticas logradas por los universitarios y por la sociedad en general tras largos años de lucha.

Los dirigentes estudiantiles de la Universidad del Zulia, Universidad de Los Andes, Universidad Nacional Experimental del Táchira, Universidad Nacional Experimental de los Llanos Occidentales Ezequiel Zamora, Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, Universidad Nacional Experimental del Yaracuy, Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado y la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre, propusieron para los meses venideros acciones de protesta pacífica en sus instituciones y en las instancias públicas correspondientes para que se respeten sus derechos.

En tal sentido, insistirán en la consignación de documentos ante el Ministerio de Educación Universitaria y otros organismos del Estado, así como la creación de mecanismos que permitan que sean escuchadas, atendidas y resueltas las demandas de los universitarios.

Los universitarios rechazaron las restricciones a sus libertades políticas y exigieron la libertad del líder estudiantil de la UCV, John Álvarez, detenido el pasado 30 de agosto. Las menguadas becas del Estado, las precariedades materiales que les obligan a trabajar mientras se forman profesionalmente, la advertencia implícita de persecución, cárcel y torturas contra sus dirigentes, y la falta de garantías del ejercicio democrático, coartan la participación estudiantil, señalaron.

Los dirigentes advirtieron que uno de los principales problemas es el de los comedores, con los que no cuenta la universidad pública desde hace años. Hay algunos esfuerzos aislados de autogestión, pero no son sufrientes para atender a toda la comunidad estudiantil ni todos pueden pagar por el servicio.

Al problema de la inseguridad en las instalaciones, se han añadido el acoso sexual y la violencia de género en contra de estudiantes mujeres. Los líderes reunidos en Barquisimeto anunciaron que se activarán con campañas de concientización para la comunidad de profesores, alumnos y trabajadores, así como la búsqueda de apoyo de gobiernos locales y regionales para el patrullaje permanente en los alrededores de las universidades.