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La salud de los universitarios en Lara sigue deteriorándose.

La salud de los universitarios en Lara sigue deteriorándose.

Según encuesta del Observatorio de Universidades ENOBU 2019, más de un tercio de la población adulta de las universidades del estado Lara sufre alguna enfermedad: 34% de los docentes, 31 % de los empleados administrativos y 33 % del personal obrero. Las más comunes de estas enfermedades son la hipertensión y la diabetes. Para los estudiantes es poco frecuente la condición de una enfermedad permanente (13 %). Sin embargo, las dos patologías más habituales de esta población corresponden a problemas respiratorios como alergias y asma, ligadas a los problemas ambientales que se han masificado en las universidades de la entidad.

En la ENOBU 2018 se observó un comportamiento semejante en las dos primeras enfermedades (asma y sinusitis). No obstante, en el año 2019 aparece la patología cardiovascular, la cual va asociada a un mal estilo de vida desde edades muy tempranas.

En el caso de los docentes los resultados están acorde con las primeras causas de morbilidad en la población adulta, predominando enfermedades degenerativas tales como las enfermedades agrupadas en el sistema circulatorio y el endocrino. Se mantiene la tendencia del año 2018, de un valor alto de la hipertensión arterial, ligada sobre todo a estrés y malos hábitos alimenticios.

De igual forma, estas cifras se repiten con los empleados administrativos a quienes se le agrega la aparición de patologías de origen ocupacional como problemas en la cervical y la columna, las cuales se asocian a las malas condiciones y faltas de equipos ergonómicos necesarios en la prevención de trabajos de oficina continuos.

Acceso a medicamentos limita la salud de los universitarios

El acceso a medicinas es limitado para la población universitaria, 50% de las  personas que hacen vida en las universidades no pueden acceder a los medicamentos de forma regular. Realidad que es más precaria para la población obrera debido a que 46% nunca puede acceder al uso de medicamentos cuando los necesita. Entre las razones que obstaculizan el acceso a medicamentos se encuentra como principal, el alto costo de las medicinas.

Los factores riesgos que existen en las universidades son alarmantes. Las personas que necesitan medicamentos para el cuidado de la salud y no puedan obtenerlos deben mantenerse alertas sobre la precariedad de la enfermedad. Desde el 2018 el Observatorio de Universidades ha identificado la presencia de elementos que suman a las condiciones riesgosas que sufren los académicos. La alimentación inadecuada, la falta de bienestar psicológico y el mal manejo de las enfermedades crónicas se encuentran presentes en parte importante de la población adulta de las casas de estudios de la entidad larense, la cual las hace más vulnerables.

¿A dónde van los universitarios cuando se enferman?

Otra de las dimensiones analizadas en la ENOBU 2019 es la atención en salud. Entre los hallazgos más importantes de esta investigación resalta el fracaso del sistema de salud gubernamental. La mayoría de los miembros de las universidades hacen mayor uso del subsistema privado, representados por las consultas privadas (38 % profesores, 28 % administrativos  y 16 % obreros) y los servicios de salud universitarios  (17 % profesores, 36 % administrativos y 15 % obreros). Con una única excepción para el caso de los obreros ya que 48 % acude a los hospitales del sistema de salud formal.

La política social en salud, bandera del ejecutivo nacional durante más de 15 años y en la que más se ha hecho inversión (Misión Barrio Adentro y los Centros de Diágnostico Integral CDI) se mantienen como las menos utilizados por los universitarios. Del total de la población que ha acudido a un establecimiento de salud cuando lo ha necesitado solo 3 % de los profesores, 9 % de los administrativos y 15 % de los obreros fueron a los consultorios de la red Barrio Adentro y a los CDI.

En relación al 2018, la ENOBU 2019 reveló que el servicio de atención médica universitario ha disminuido su atención, debido a la falta de presupuesto que ha impactado negativamente a los institutos de previsión social de las instituciones públicas. Pese al gran esfuerzo que hace el gremio profesoral  la atención disminuyó cuatro puntos porcentuales con respecto al 2018, de 22% cayó a 17% este 2019, revelando el deterioro interno que sufren las casas de estudio.

Con respecto al seguro médico privado, las universidades públicas cuentan con el SISMEU, el cual, es subsidiado por el Ministerio del Poder Popular para la Educación Universitaria. Sin embargo, al consultar sobre su efectividad las cifras demuestran la poca protección que generan a sus usuarios, dado que su cobertura es mínima en relación a las constantes variaciones de precios de la salud en Venezuela. Cuando le preguntamos a los obreros si le han rechazado el seguro médico al momento de utilizarlo 52 % nos afirmó que si. De ellos el 70 % expresó que la razón del rechazo se debió a la poca cobertura.

Los datos del Observatorio de Universidades reflejan que la población adulta de las universidades es la más vulnerable de todas. Los trabajadores de las casas de estudio superior se encuentran en condiciones de indefensión ante la crisis del sistema de salud venezolano, aunado a que sus bajos salarios  no les alcanza para cubrir sus necesidades más básicas.

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