Boletín #15: Un boletín del OBU para el deporte en las universidades
El deporte universitario en Venezuela no escapa de las secuelas de la crisis del sector educativo y las acciones del hampa. Con presupuestos pírricos o nulos, las direcciones de deportes, los entrenadores y los atletas hacen lo que pueden con lo que tienen, gracias al apoyo material de clubes privados y a los propios profesores y amigos que gestionan con particulares los materiales para paliar los daños de la infraestructura. Los Juegos Nacionales, que otrora convocaban a miles de deportistas de todo el país cada dos años, no se celebran desde 2017, mientras que la Universidad de Oriente no ve la posibilidad de participar en ellos -si llegaran a celebrarse-, por falta de recursos para el traslado y alimentación de su delegación.
En lo que va de 2023, el presupuesto asignado a la Universidad de Carabobo (que se espera sea la sede de los Juegos Nacionales Juvineu), es de 1.600 bolívares, suficientes para comprar alguna papelería. A la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado no se le envían recursos desde 2017 y en el estado Mérida un colectivo tomó un estadio de la Universidad de Los Andes y cobra en dólares a los clubes por entrenar y jugar fútbol en sus instalaciones.