Noticias OBU
Observatorio de Universidades presenta a la comunidad estudiantil resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida

Observatorio de Universidades presenta a la comunidad estudiantil resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida

La socióloga Yelena Salazar, coordinadora del Observatorio de Universidades (OBU), presentó a líderes estudiantiles del estado Lara los resultados de la Encuesta de Condiciones de Vida (Enobu 2019).

El OBU dedicó este encuentro llevado a cabo de manera virtual a los estudiantes, valorando el empeño de este sector en mantener activas sus instituciones pese a que les han sido arrebatadas conquistas alcanzadas luego de largos años de lucha como los derechos a la alimentación a través de los comedores, el transporte y las becas.

Salazar destacó las manifestaciones de dignidad de los alumnos que en medio de la pandemia llevan a cabo jornadas de limpieza y rescate de los espacios académicos para cuando se retomen las actividades de aula en las universidades públicas del país.

Enobu 2019 incluyó a todos los sectores universitarios

La Enobu 2019 fue llevada a cabo en siete universidades del estado Lara. Por vez primera se abarcó simultáneamente a los sectores de profesores, alumnos, empleados y obreros de todas las casas de estudio públicas y privadas ubicadas en la entidad.

Se tomaron en cuenta las variables de alimentación, salud, condiciones de estudio y trabajo, seguridad, transporte, condiciones económicas, participación, bienestar psicológico y la percepción sobre la coyuntura actual en el país y su universidad. La encuesta valoró también en su diseño los lineamientos de los organismos multilaterales acerca de las funciones de las universidades: Investigación, Educación, Liderazgo Social, Gestión y Gobernanza.

Salazar destacó que la encuesta -basada en la teoría de la calidad de vida del enfoque de desarrollo humano- se ocupó de medir indicadores relacionados con los Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas números 3 (Salud y Bienestar), 4 (Educación de Calidad), 8 (Trabajo Decente y Crecimiento Económico) y 10 (Reducción de las Desigualdades).

Desde 2018 el Laboratorio de Desarrollo Humano, al que está adscrito el OBU, efectúa estudios de este tipo en las universidades para generar datos sobre las condiciones de vida quienes hacen vida en estas instituciones.

Actualmente, el OBU ha ampliado el ámbito de medición a todas las universidades del país con dos encuestas que desarrolla sobre la situación de conectividad para actividades académicas en línea y, -a propósito de la pandemia-, las condiciones de las escuelas de ciencias de la salud en lo que se refiere a bioseguridad para profesores, estudiantes y trabajadores universitarios que prestan servicios en las instalaciones sanitarias venezolanas.

Becas de cuatro bolívares desmotivan a los estudiantes

Entre las conclusiones más destacadas de la Enobu 2019 presentadas por la profesora Yelena Salazar, se encuentran la alimentación no balanceada y la poca frecuencia de consumo de proteína animal.

La ausencia y deterioro de los comedores estudiantiles afecta a la población más pobre. Muchos alumnos han desertado porque el comedor era su única opción para alimentarse medianamente bien. También están los problemas del servicio médico, que es inexistente. Las condiciones más críticas de la infraestructura de la universidad son la salubridad -sin baños ni acceso al agua-, así como las fallas de acceso a internet. Temas asociados a los robos permanentes, ya que no hay sistema de vigilancia por el recorte presupuestario, añadió Salazar.

En salud, la coordinadora del OBU subrayó la ausencia del servicio médico dentro de las universidades.

Sabemos de algunas instituciones que están funcionando con fundaciones de apoyo y voluntarios, pero no porque el presupuesto del gobierno lo establezca, dijo Salazar.

La profesora habló de las aulas sin iluminación y el  transporte universitario.

Ya no es una opción para los estudiantes. La sensación de inseguridad es muy alta en el trayecto a la universidad. Casi la mitad de los estudiantes trabaja y 94 % de ellos no recibe ni becas ni ayudas del Gobierno. En muchos casos tienen becas de cuatro bolívares. ¿Qué puede hacer una persona con eso?, se preguntó.

La pérdida de las providencias estudiantiles incide en la permanencia y continuidad de los alumnos en las universidades. Una computadora para varios en casa y gente “teletrabajando”, limita mucho las posibilidades de estudio. Ya en 2019 teníamos problemas de gasolina, los muchachos tardaban  entre dos y tres horas para llegar a sus universidades. La vida se les está limitando. No es como en otras épocas, ahora trabajan para mantener a la familia. Eso se refleja en la carencia en elementos básicos para su calidad de vida, señaló la socióloga.

Cifras de antes de la pandemia no dan razones para ser optimistas

Entre los datos más contundentes de la Enobu 2019 presentados por Salazar están los siguientes:

  • Alimentación – 59% de los estudiantes afirmó que era igual que 2018, pero 22 % dijo que ha empeorado.
  • Consumo nutricional: Durante 2019, el 88 % dijo que come pan y harinas, 67%  arroz y pasta,  y 47 % verduras. La proteína animal es consumida de dos a tres veces por mes,  40 % carnes rojas, 34 % pollo y 45 % nunca come pescado. La mayor fuente proteica son los lácteos y huevos.
  • Comedor estudiantil: Venía desmejorado desde 2018 cuando empezó la reducción de raciones, pero empeoró en 2019. De los consultados, 52 % dijo que no existe el comedor y 44 % aseguró que existe pero no funciona.

Por tratarse de población joven, la incidencia de enfermedades es menor que entre los profesores y trabajadores. Así, se entiende que 14 % de los estudiantes afirmara que sí padece una enfermedad, siendo la más frecuente  la anemia debido a la alimentación inadecuada.

En lo que respecta al acceso a medicamentos, a 82 % se les dificultó conseguirlo, mientras que 91 % a 93 % de los alumnos de la UCLA y la UPEL no los consiguió con regularidad. 58 % dijo que no se ha hecho exámenes de rutina en el último semestre. En acceso a establecimientos de salud, 50 % aseguró que buscó atención privada porque ya no tienen servicio médico estudiantil; otro 31 % acudió a los hospitales públicos por emergencia, mientras que el servicio menos usado fue el de los CDI.

En lo que se refiere a iluminación, 65 % de los estudiantes dijo que es insuficiente y 70 % expresó que los equipos de aire acondicionado no funcionan. Un dato preocupante es que 94 % de los encuestados dijo que los laboratorios están malos o muy malos y 86 % no cuenta con bibliotecas especializadas. Los porcentajes son más altos en la UPEL y la UCLA, donde los robos han sido reiterados. En materia de salubridad, 69 % dijo que los baños están en mal estado y 63 % no tiene acceso al agua; en el caso de la UCLA, se trata de 96 % sin el vital líquido.

Hay que tomar en cuenta que la UPEL tiene dos sedes en Barquisimeto y la UCLA varios decanatos distribuidos en todo el estado, dijo Salazar.

Trabajar para mantener a la familia

La  otra realidad que vive el estudiantado en Lara son sus condiciones de vida: 47 % de ellos trabaja, de los cuales 45 % lo hace de manera independiente. Solo en la UPEL, 75 % de los alumnos debe laborar. Del total de encuestados, 43%  dijo que recibe ayuda de un familiar o amigo del extranjero. A 58 % no les alcanzan los ingresos para cubrir sus necesidades.

Para trasladarse a sus universidades, 54 % lo hizo en transporte público, 36 % en transporte particular (los de universidades privadas); 25 % lo hizo caminando y solo 16 % contó con el transporte universitario, lo que da cuenta del deterioro del servicio.

El 39 % de los consultados dijo que tarda entre dos y tres horas para llegar a su universidad. Los que más caminan para acudir a sus instituciones son los de la UPEL y el IUJO.

De igual manera, 43 % dijo que han pensado en dejar sus estudios (en la UPEL 55 % así lo consideró, porque no ven como opción de desarrollo profesional la docencia en Venezuela). En el resto de universidades, 36 % piensa desertar por la situación del país, aunque 60 % quisieran graduarse porque aspira a lograr un trabajo bien remunerado y quedarse en Venezuela.

Pensar en una posible reincorporación a clases pasa por sopesar la realidad del país. En 2019, el 60 % de los estudiantes dijo tener computadora personal, pero 40 % no la tuvo; el 24 % afirmó que el uso de este dispositivo fue compartido en el hogar. El 81% de ellos dijo tener teléfonos, pero 19% no los tuvo. La disponibilidad de datos para acceso a la web fue posible para 76% de los alumnos consultados, pero no fueron suficientes para todo el mes.

Acceso a internet en la universidad

A 76 % se le dificultó y 33 % nunca pudo hacerlo. La Unexpo y el IUJO fueron los más afectados. Igualmente, 51 % de los estudiantes dijo que accedió a internet en sus casas, pero 79 % del alumnado del IUJO no pudo conectarse desde su lugar de residencia. El 28 % de los consultados recurrió a las casas de un familiar o amigo y 19 % dijo que se enlazó a la red desde su teléfono móvil.

Por otra parte, 47 % de los estudiantes dijo que no se siente seguro cuando se traslada a su universidad y de ellos, 93 % aseguró temer que los robaran. Es cierto que 76 % dijo que se siente seguro en su casa de estudios, pero a 98 % de los que están inseguros les preocupa que los atraquen. Es más alta esta percepción en los alumnos que en los profesores.

Los jóvenes no quieren participar en actividades políticas

La Enobu 2019 destaca que la percepción de los estudiantes universitarios en cuanto a la libertad de expresarse sobre las acciones del Gobierno nacional fue afirmativa para 53 % de ellos, que dijeron tenerla. Para el 62 % también hubo libertad de opinar sobre las autoridades de su universidad. No obstante los porcentajes de participación son poco alentadores: 79 % no participa en actividades culturales o recreativas y 30 % de ellos no lo hace por falta de tiempo. El 90 % no participa en organizaciones estudiantiles (37 % no lo hace porque no le gusta). Al 79 % de los consultados no les gusta participar en partidos políticos; mientras que 94% no participa en grupos vecinales.

A pesar de estos porcentajes, en lo que va de pandemia, de acuerdo a los datos del Monitor del OBU que también presentó la profesora Salazar, se realizaron en las universidades de todo el país 27 actividades de autogestión como el traslado de estudiantes entre estados y el mejoramiento de unidades de transporte. Hubo seis protestas por las condiciones en que se encuentran las universidades y 42 actividades de limpieza de los espacios académicos. La participación es baja, pero han estado activos los estudiantes pese a los 180 hechos delictivos registrados en el país desde que se declaró el estado de alarma en marzo.

Por otra parte, Héctor Bogado, representante estudiantil de la Unexpo, dijo estar agradecido por el trabajo del OBU. “Esta encuesta ratifica nuestra realidad. El estudiante es también trabajador y sostén del hogar. La situación de la infraestructura empeora progresivamente. La iluminación, las paredes, los  techos, los laboratorios, el desgaste de los equipos, para nosotros que vamos a ser ingenieros, es un problema, no estamos actualizados. La universidad está asfixiada por el presupuesto. La deserción estudiantil nos preocupa, aumenta cada año. El otro tema es la motivación, este contexto descrito en la encuesta no ayuda; aun así, luchamos por seguir en pie pese a las malas condiciones”, aseveró.

Para Jesús Suárez, dirigente estudiantil de la UCLA, la participación fue el tema que más le llamó la atención de la presentación. “Estamos en una situación muy difícil. El universitario que debe trabajar está limitado para dedicarse a actividades de rescate de la universidad. Otra variable es que el Gobierno sabotea los procesos electorales dentro de las casas de estudio; eso desmotiva al dirigente ya que lo dejan sin legalidad, sin el reconocimiento producto de una competencia electoral sana entre varias opciones. Solo 16 universidades de todo el país tienen representación estudiantil electa, las demás son impuestas como las bolivarianas, eso desmotiva la participación”.

“A los dirigentes estudiantiles se los veía como poco académicos, que estaban en esos cargos para hacer política, se hicieron casi vitalicios. Nosotros rompimos esos esquemas, estamos en el tiempo reglamentario; hacemos política y cumplimos con nuestra carrera. Hay variables externas e internas para explicar la poca participación de los universitarios. Quienes estamos en esto lo hacemos con firmeza y amor. La verdad es que no ha parado el movimiento estudiantil. La UCLA está haciendo cursos intensivos, existe una Confederación de Estudiantes de Venezuela en defensa de la academia y su calidad. En la ULA y LUZ se escogieron los representantes después de muchos años, hemos estado a la altura”, afirmó Suárez.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

0
0
0
0
0
0